Mademoiselle Isabel, rubia y francesa,
con un mirlo debajo de la piel,
no sé si aquél o ésa, o mademoiselle
Isabel, canta en él o si él en ésa.
Princesa de mi infancia: tú, princesa
promesa, con dos senos de clavel;
yo, le livre, le crayon, le.. le…, oh Isabel
Isabel…, tu jardín tiembla en la mesa.
De noche, te alisabas los cabellos,
yo me dormía meditando en ellos,
y en tu cuerpo de rosa: mariposa
rosa y blanca, velada con un velo.
Volada para siempre de mi rosa
-mademoiselle Isabel- y de mi cielo.