El hombre de la mesa a mi lado se queja al mesonero otro hombre exhala el humo de un cigarrillo hacia su rostro
Mi vecino hace rato irrumpe con una descomunal sarta de gruñidos y ruidosos ósculos que inflinge a su mujer Pretende disertar con voz gruesa mientras ensaliva chasquido a chasquido el trozo sanguinoliento de un lugar común Su sensibilidad no sufre cuando aúlla una estrofa de perfidia
Aquel exhala sus ganas y éste orina su cháchara sobre mi silencio
Sólo decido cancelar y me levanto doblando mi odio en la factura
Detesto el pertinente disfraz urbano de mi siempre gallarda cobardía.
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