He nacido entre muertos, y mi vida es tan solo el recuerdo de sus almas, que, lentas, van soñando entre mi sangre y sobre el mundo ciego la levantan.
Quedó lejos la tierra; mis raíces no saben del frescor que en ella canta. De inasibles cenizas es mi cuerpo. Los muertos de la tierra me separan.
Quisiera ser yo mismo, luz distinta, brillando, cada día, con el alba; estrella de la noche, siempre joven, que fulge de sí misma solitaria.
Pero ya no estoy solo. Mi ser vivo lleva siempre los muertos en su entraña. Moriré como todos, y mi vida será oscura memoria en otras almas.
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