Un poema no es un trozo de madera, no tiene por qué plegarse a medir 7x3 centímetros sobre el folio. Hay magníficos poemas de una sola línea, de una sola palabra o de ninguna, como la imagen de un niño en medio de la tormenta junto a la orilla de un río embravecido arrojando pedacitos de pan bendito a sus crecidas aguas para calmarlas.
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