Los pequeños detalles de la casa:
el hilo en el tapete abandonado,
la cerilla en el suelo,
la ceniza,
que pone en la baldosa su frágil contextura,
la uñita del pequeño recortada
al lado del zapato,
ponen gusto en los ojos que sin dar importancia
coleccionan imágenes de objetos que no sirven.
Se ama más a la madre por el hilo,
se acuerda uno del padre
por la cerilla y la ceniza,
y del niño por la uña del zapato.
Los pequeños objetos que se barren,
que ya nadie recoge,
sumamente importantes, nos recuerdan
los pequeños disgustos de la vida
y los pobres placeres tan pequeños.
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